La ciudad que no sueña


Si te gusta la Historia...

Juan Luis Sánchez Villanueva

Si te gusta la historia y más concretamente la historia de Jerez, te invito a que leas 'La ciudad que no sueña', novela de Ramón Clavijo y José López. Además, también te invito a que compruebes si los hechos históricos que los autores nos relatan se ajustan a la historia que hemos estudiado. Yo lo suelo hacer y me parece algo interesante. Algunos lo llaman "deformación profesional" y tal vez están en lo cierto.

El General Franco hará una visita a Jerez. Como a todo personaje importante lo llevarán a una bodega para que firme en una de sus botas. Durante su estancia en Jerez será aclamado por la multitud, presenciará varios actos, tanto políticos como religiosos, dará algunos discursos, etc. La crónica del viaje de Franco podría dar para un ensayo histórico o para un artículo, pero Ramón Clavijo y José López introducen un cadáver en un tonel de vino tan sólo unos días antes de la mencionada visita, descartando con ello el ensayo histórico y sumergiéndonos en una interesante novela. Edgar Allan Poe se sirve de un tonel de amontillado para atraer a su víctima, aunque nunca aparezca ese tonel. Ramón Clavijo y José López, como buenos conocedores de nuestros caldos, no quieren desperdiciar un buen vino, así que introducen su cadáver en un tonel de vino "picado".

Ahora que se acercan las vacaciones de verano puedes comprobar si las personas que mencionan los autores (que han formado parte de la historia de Jerez y, por lo tanto, de España) están donde deben estar en los escenarios históricos que han dibujado. Miguel María Panés, marqués de Villapanés, Francisco Basurto Vargas, Jacinto Ribeyro y Soules, Juan Pedro Aladro Kastriota, Julián Pemartín, Manuel Esteve, José Soto Molina, se pasean por las páginas de este libro. Ramón Clavijo y José López no cambian la historia de Jerez para encajar su ficción literaria, pero sí que aprovechan hechos históricos como escenario para situar su narración, de manera que esta aparezca en esos decorados con "total naturalidad".

Si la historia no es tu prioridad tienes por delante varias preguntas que tu instinto de sabueso puede responder: ¿Por qué hay un cadáver? ¿Por qué aparece en una bodega? ¿Quién es el asesino? ¿Por qué Ramón Clavijo y José López utilizan como hilo conductor los escenarios históricos situados en 1797, 1809, 1830, 1906 y 1943? Date prisa porque pueden adelantarse el inspector de policía Castilla, y el subinspector Romero y Manuel Esteve, director de la Biblioteca y Museo municipales. JUAN LUIS SÁNCHEZ VILLANUEVA

(Diario de Jerez. 28 de Junio de 2018)

La ficha

'La ciudad que no sueña' Ramón Clavijo Provencio y José López Romero. Editorial Libros Canto y Cuento (2018).

Os dejamos esta interesante reseña aparecida en La Voz del Sur, sobre la novela La Ciudad que no sueña, escrita por Sebastián Rubiales, novela donde el inspector Castilla se enfrenta a uno de sus más difíciles casos.

https://www.lavozdelsur.es/opinion/paradojas-de-la-vida/la-ciudad-que-no-suena_86512_102.html

( el de arriba es el enlace por si queréis leer el artículo en su formato original)

La ciudad que no sueña

Sebastián Rubiales

He recibido una carta de mi colega el psicoanalista chileno Jorge Rodolfo Foerster en la que además de noticias de interés profesional -obviamente omitidas aquí- me traslada su opinión sobre la novela La ciudad que no sueña, de Pepe López y Ramón Clavijo.

"... y en un viaje que recién realicé a Montevideo andaba paseando por la Avenida Michelini, tras los pasos de una librería en la que se reeditó a últimos del siglo pasado el Tratado de la luz dudosa de un tal Isaías Reyero, paisano suyo y colaborador del que fue bibliotecario de la ciudad de Jerez de la Frontera, don Manuel Estevez.

Mi curiosidad por la historia del Bajo Guadalquivir, desde mi trabajo Tartessos y Schulten: el mito de Tántalo, me había espoleado a encontrar el libro de Reyero en el que se habla de un templo en la desembocadura "de uno de los brazos del Guadalquivir, conocido como río Guadalete". El caso es que no hallé lo que fui a buscar, ni siquiera la promesa de tenerlo en breve. Pero, a cambio, el destino puso en mis manos la novela La ciudad que no sueña, de José López y Ramón Clavijo. Hasta la República Oriental del Uruguay llega el prestigio y los libros de la editorial jerezana Libros Canto y Cuento. No me sorprende.

He de decirle, amigo Rubiales, que conocí el Jerez de las bodegas, la capital agraria y obrerista del vino, de la mano del ya anciano don Manuel Esteve. Yo por aquellos años setenta del siglo anterior era joven. Me apasionaba la arqueología y el psicoanálisis, lo que viene a ser lo mismo, aunque en espacios distintos y tomando pie en la misma base: la certeza de que somos el resultado de lo que fuimos. En realidad, todos los psicoanalistas somos arqueólogos frustrados.

Una beca de investigación del Instituto Goethe me permitió residir en Sevilla y en Cádiz, durante tres meses, y así conocer su ciudad. Siempre pensé que Schulten seguía una intuición verdadera pero unas pistas falsas. Ya entonces era evidente que pudo sacar más provecho en Mesas de Asta que en el coto de Doñana.

Vuelvo a la novela cuya lectura supuso un vuelco en mi corazón. Desde aquellos días primaverales perfumados de naranjos y vino, esta ciudad pretenciosa y altanera forma parte de mi arcadia feliz. Todavía escucho el traqueteo del carromato por las calles empedradas y me parece contemplar la prosopopeya gesticulante del guardia urbano en el Gallo Azul, el palique de las vecinas con los diteros y la compostura de los tratantes de ganado, echados con elegancia sobre la pared del café La Perla.

De la novela lo que más me interesa es lo menos importante, la descripción indirecta de la ciudad, de sus turbios tabancos, de sus casas-palacios, de sus calles en blanco y negro... Caracuel, Tornería, Compás, Lancería, Consistorio, Corredera, plaza del Arenal, Armas, Alameda Vieja... todavía resuenan sus nombres en mi alma... En cuanto a la arquitectura de sucesos, el ritmo y la tensión narrativa, La ciudad que no sueña -en esto- no le va a la zaga a la mejor novela policiaca. Felicite a López y Clavijo, si es que mantiene con ellos alguna relación amistosa o de conocimiento.

En definitiva, colega Rubiales, una novela que me ha removido recuerdos e imágenes ya lejanas y muy queridas por mí. Pero sé que una vejez hiperestésica y de lágrima fácil es una manera poco elegante de llevar la edad última. No caeré en sensiblerías.

Me encuentro escribiendo esta carta en el café Riquet, en un costado de la plaza de Aníbal Pinto, en Valparaíso. Son las doce y diez: ya ha bebido el papa, como dicen ustedes. Brindaré con un oloroso por tan feliz hallazgo literario..."

Hasta aquí las palabras de mi colega Jorge Rodolfo Foester. He creído que debía de hacerlas públicas por lo que tienen de reconocimiento a la novela de José López y Ramón Clavijo. Dicho queda.

Sebastián Rubiales

La Voz del Sur. 27 de septiembre de 2018 


Fragmento de la novela:

Jerez, mayo de 1943

Las ciudades no tiemblan, ni tampoco sueñan. Sin embargo, en aquella sus habitantes se debatían entre sueños cargados de esperanzas y ese miedo no muy lejano que paraliza las ilusiones, embota los ánimos y convierte a los seres humanos en tristes peleles. Y quizás era ese miedo, sí, sin duda era el miedo el sentimiento que más trascendía. Podría casi palparse en la mayoría de los rostros como máscaras que aquella mañana transitaban sus calles, en busca de los rayos luminosos de aquel sol tibio que apenas calentaba, huyendo de las zonas umbrías donde aún el día parecía no haber llegado.  

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