Personajes históricos y de ficción
A continuación adjuntamos algunas notas sobre Manuel Halcón, escritor que tiene gran relevancia en la novela La ciudad que no sueña (Canto y Cuento, 2018), pero sobre todo adquiere gran protagonismo en Operación estraperlo (Canto y Cuento, 2020), segunda de las novelas protagonizadas por el inspector Castilla y situadas en Jerez, durante la posguerra española.
En el año 1949 salía publicada la novela
del sevillano Manuel Halcón La gran borrachera, novela que tuvo en su momento una cierta
repercusión en nuestra ciudad, lugar donde trascurría la trama de la misma.
Incluso en su momento el entonces alcalde de la ciudad Tomás García Figueras,
se hizo eco del poco "cariño" con el que La gran borrachera había sido acogida en la ciudad, dedicando al
escritor las siguientes líneas: "No sé de dónde sacaron que esta es una
novela de clave. A algún jerezano conspicuo le molestó sin duda que la
escribiese un sevillano. Tonterías". Pese a todo el libro fue bien
recibido por la crítica en general, como la de José Luis Cano en la revista
literaria Ínsula, en la que venía
a decir que no había leído un homenaje al vino de Jerez "tan valioso y
delicado literariamente". Más allá de La
gran borrachera, a la que podríamos considerar un texto menor en la obra
literaria de Halcón, obra en la que destacarían
sobre todo Recuerdos de Fernando Villalón
y Monólogo de una mujer fría, trasciende
la propia figura de Manuel Halcón, un personaje fascinante en cuanto a su
devenir personal en un periodo muy difícil de la historia española,
como fue el del primer franquismo, y que hace unos años reivindicaba un libro: El novelista de José Vallecillo López (Univ.
Sevilla, 2001). Muy cercano a los postulados del régimen franquista en su
primera época, poco a poco se iría distanciando de estos hasta culminar su giro
político -si lo podemos llamar de esa manera- firmando el llamado "Manifiesto
de los 27", en el que una serie de procuradores en las Cortes
franquistas del año 1943 dirigieron un escrito a Franco
instándole a restaurar la monarquía. Por supuesto, aquello terminó de la peor
de las maneras posibles para los promotores de la iniciativa, entre ellos
Halcón, aunque quizás fue uno de los que salió mejor parado pues aunque fue borrado del mapa político, a partir de ese momento
pudo dedicarse a sus quehaceres literarios, que era lo que realmente le
importaban, y a los que se dedicó intensamente hasta su muerte en 1989. Ramón
Clavijo Provencio.